viernes, 12 de febrero de 2016

Agrupamiento del alumnado

El conjunto de elementos que intervienen, de forma interrelacionada, en el proceso de 
enseñanza y aprendizaje, con el fin de que los alumnos aprendan los contenidos escolares, 
conforman lo que se denomina la estructura de aprendizaje: Elementos tales como las 
explicaciones del profesor (más cortas o más largas, más claras o más confusas...), el 
material didáctico (más o menos adecuado...), los ejercicios de los alumnos (más o menos 
complejos, con más o menos dificultades...), la distribución de los alumnos dentro del aula 
(trabajo individual, o por parejas, o en pequeños grupos...), la forma de evaluar a los 
alumnos y los criterios de evaluación (más o menos explicitados...), el “clima” del aula 
(más o menos favorable al aprendizaje, más o menos agradable, distendido...) etc., sin duda 
condicionan, para bien o para mal, el aprendizaje de los alumnos. 

La estructura de aprendizaje toma características propias según que sea 
individualista, competitiva o cooperativa, en función de cómo se concreta uno de sus 
elementos más importantes, esto es, la interdependencia de finalidades que se establece 
entre los alumnos en el proceso de enseñanza y aprendizaje: 

1.- En una organización social de la clase en la cual cada alumno va por su lado sin 
importarle lo que hacen sus compañeros, no hay interdependencia de finalidades: que un 
alumno consiga su objetivo (aprobar, tener buena nota...) es independiente (no depende) de 
que los demás consigan este mismo objetivo. En este caso, la estructura de aprendizaje es 
individualista: El profesor se dirige por igual a todos los alumnos y resuelve 
individualmente las dudas o los problemas que van surgiendo en ellos. El trabajo es 
individual pero no competitivo (cada uno trabaja en su sitio y no se fija en lo que hacen los 
demás). La ayuda mutua entre los alumnos –para que uno explique algo a otro-, si se da, se 
considera un mal menor: lo ideal sería que fuera el profesor que le ayudara, pero si éste no 
puede atender las dudas o problemas de todos sus alumnos, consiente que alguno de ellos 
pida ayuda a un compañero... El profesor –y la mayoría de los alumnos, que, en una 
estructura así, prefieren trabajar solos- no valora el trabajo en equipo y se descarta esta 
forma de trabajar porque no hay responsabilidad individual en todos los alumnos, ya que se 
considera que unos se aprovechan del trabajo de otros sin haber aportado nada o casi nada 
al resultado final del trabajo en equipo. 

2.- Si se establece una especie de rivalidad entre los alumnos –buscada y fomentada, 
o no, por el profesor- para ver quien aprende más, mejor y más deprisa..., entonces existe 
una interdependencia de finalidades negativa entre ellos: Uno consigue su objetivo (ser el 
mejor, el primero de la clase... en el aprendizaje de los contenidos escolares) si, y sólo si, 
los demás no consiguen su objetivo (ser también los mejores). En este caso, la estructura 
de aprendizaje es competitiva: El profesor se dirige por igual a todos los alumnos y 
resuelve individualmente las dudas o los problemas que van surgiendo en ellos. El trabajo 
es individual y competitivo (cada uno trabaja en su sitio y procura ser mejor que los 
demás). La ayuda mutua entre los alumnos no tiene sentido: si alguien enseñara algo a un 
compañero éste podría superarle, y ya no sería el mejor... El profesor, conscientemente o de  
forma inconsciente, puede fomentar la competencia y la rivalidad entre los alumnos, como 
una manera de estimularles a aprender más. En general, no tolera la ayuda mutua ni el 
trabajo en equipo, con el fin de resaltar al máximo la responsabilidad individual: cada 
alumno debe ser el único responsable de su aprendizaje. 

3.- Si los alumnos de una misma clase se consideran una “piña” que se animan unos a 
otros y se ayudan para aprender cada vez más, entonces se da una interdependencia de 
finalidades positiva entre los distintos miembros del grupo: Un alumno consigue su 
objetivo (aprender lo mejor posible lo que el profesor le enseña) si, y sólo si, los demás 
consiguen también el mismo objetivo; no queda del todo satisfecho si, con él, no aprenden 
también sus compañeros. En este caso, hay una estructura de aprendizaje cooperativa: El 
profesor se dirige a todos los alumnos y resuelve la dudas iniciales que puedan surgir. El 
trabajo es individual (en el sentido que cada uno es responsable de aprender, ya que nadie 
puede aprender por él) y cooperativo (en el sentido que, trabajando en equipo cada uno 
haciendo sus propios ejercicios, pueden ayudarse mutuamente, resolviendo juntos los 
problemas, dándose una mano, animándose unos a otros a superarse, a aprender, etc.). La 
ayuda mutua, pues, no sólo se tolera, sino que se fomenta; se considera algo esencial, lo 
mismo que el trabajo en equipo. Se parte de la base que difícilmente, en un futuro, podrán 
ejercer un oficio en solitario y de que las cualidades de unos y otros se complementan: 
poniendo cada uno sus habilidades junto a las habilidades de los compañeros podemos 
resolver mejor los problemas comunes. El trabajo en equipo, en este caso, para que sea 
realmente en equipo, debe ir acompañado ineludiblemente por la responsabilidad 
individual: nadie puede aprovecharse del trabajo de los demás sin que contribuya con su 
aportación al éxito final del equipo. 

http://www.ugr.es/~fjjrios/pce/media/7a-AprendizajeCooperativoAula.pdf

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